Prácticamente, ni bien llegué a Nueva Zelanda me instalé en la ciudad más grande, comencé a trabajar, alquilé un departamento y… salvo contadas escapadas parecía que en cierta forma no había hecho más que cambiar la rutina de siempre a otra geografía.

Decidí que era momento de viajar…
Viajar es no saber dónde dormir hasta pasado el atardecer, es volverse amigos inseparables con gente totalmente extraña (que no volverás a ver luego de unos días), es soltarse por completo a lo que el camino proponga, ser totalmente conscientes del minuto vivido y totalmente irresponsables con nuestro futuro. Viajar es ir sin preguntarse ¿a dónde vamos?, es aceptar caramelos de extraños, subirse a coches de desconocidos, reconocer que planear no tiene sentido, abandonar cualquier idea de privacidad y abrazar el hecho de que tu espacio personal no es algún rincón geográfico sino el que compartes con el resto del planeta.

Con esta idea en mente, me contacté con Kira y Jutta a través de couchsurfing y salimos a recorrer todo el norte de Nueva Zelanda; a los pocos días se nos sumaron Rory, Michelle y Natalia y luego Jeff, con lo que se armó una pequeña caravana de autos y carpas merodeando por diversos rincones de lo más variados (es decir, los más baratos).

Entre las cosas locas y no tan locas que pasaron, paramos unos días en la casa de un pibe en Paihía, que no solo nos llevó a navegar en velero, sino que me enseñó a navegar, fuimos a pescar con unos canadienses y lo único que sacaron fue una anguila (no me dejaron cocinarla), un tipo nos cedió un terreno cerca de una playa para que acampemos sin siquiera conocernos (le tuvimos que llamar para ofrecerle que nos vea aunque sea porque nos daba cosa caer así de zopetón, y por último pero no menos (ni más) interesante, terminamos el viaje a las carcajadas escapando de “la migra” con amenazas de deportación por no querer pagar la entrada a una cueva.

En fin, fueron 3 semanas muy variadas, donde la única premisa fue dejarse ir con el viaje (incluso al final ya nadie ni proponía lugares donde ir, sino que sólo disfrutábamos boludear con este nuevo grupo de amigos) por lo que no hay tanto para contar, así que les dejo algunas fotos.


Antes de iniciar el viaje con Jutta y Kira me hice una escapada a Mt Manganui, uno de los lugares “imperdibles” de NZ

Playas de Waipu


Playas de Waipu. No, no son photoshopeadas, ja!

Gusanos fluorescentes en Abbey Caves. Estos habitan en los techos de las cuevas, lo que hace parecer que uno ve un montón de estrellas, cuando en realidad son estos gusanos quienes hacen la magia.


Muelle de Paihia, en Bay of Islands. Ahí fue donde pescamos la anguila.

Navegando en el velero. CHEERS!

”Timoneando como un campeón, ja!

Balcón de la casa de Dan. Donde paramos unos días

Pescador en Taupo Bay. Ésta no es una playa conocida, y lo que nos llevó allí fue la oferta de un couchsurfer de quedarnos en su terreno, cercano a la playa

Kira en Taupo Bay, esta es de las mejores playas que ví en NZ. Tal vez por no ser de las más populares, conserva aún algo de misticismo al estar apartada de todos lados, sin nada de contaminación.


Con Kira y Jutta luego de unas horas subiendo por las montañas


Vista del valle alrededor de Taupo Bay. Muchas de estas tierras pertenecen a Maoríes y son sagradas por lo que está prohibido el paso (claro que por 40 dólares dejan de ser sagradas y se pueden visitar)


Dunas en 90 mile beach


Rodando por las dunas


Preparativos para destrozar el auto de Rory en 90 mile beach!!!!


Destrozando el auto de Rory en 90 mile beach!!!!

Jugando en las dunas

Jugando en las dunas

Jugando con fuego





Vista hacia el sur desde Cape Renga, el extremo norte de Nueva Zelanda


Faro de Cape Renga. De fondo, donde se ven los dos tonos de celeste, es donde el océano Pacífico se junta con el mar de Tasmania


Encuentro de los mares

Señales en el faro

30 añitos!

Nada hace una noche de camping tan interesante como una buena fogata

Laburando hasta en las vacaciones, la chica al lado mío también es cocinera, así que demás está decir a quienes hicieron encargados de la comida todos los días

Foto final, abrazados, saltando y toda la mariconada.

Luego del viaje, Jeff (el que tiene la remera de los Rolling Stones) me invitó a quedarme en su casa, me quedé con él los últimos días de la semana de mi cumpleaños que fue seguida por el día de San Patricio (en la casa donde vivía habían 3 Irlandeses, lo que hacía esa fecha aún más especial) por lo que fue una seguidilla de “barbaques” y bares con una combinación explosiva de empezar la noche a las 4PM (modo irlandés) y terminar cerca de las 5AM (modo argentino).

Me invitaron a quedarme más tiempo con ellos, pero para mí (y en especial para mi billetera) ya habían sido demasiados festejos, y acepté una oferta de trabajo en Albany, en el norte de Auckland.

Jeff rodando por las dunas,,

Jeff rodando en la arena from Dias Nomade on Vimeo.


En 90 mile beach, arriba del auto de Rory

Driving 90 mile beach, NZ from Dias Nomade on Vimeo.





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